giovedì 27 agosto 2015

Etapa 4 - De Ribadiso da Baixo a Pedrouzo

Hacer memoria de esta etapa todavía duele. Ha sido la etapa mas dura de todo el camino. Me levanto demasiado temprano. Todo el mundo ha puesto su alarma a las 5 de la mañana y ya que estoy despierta me levanto yo también y empiezo a andar alrededor de las 7 menos cuarto. Los primeros kms son una cuesta insoportable hasta Arzua. Me arrepiento mil veces de no haber hecho un pequeño esfuerzo mas el día anterior. Noto en seguida que algo va mal. La mochila molesta y animicamente me encuentro fatal. Llego al momento del desayuno y me derrumbo completamente. No tanto por la escasez de higiene del lugar y por la tostada con jamón y tomate que sabe a rancio, sino porque hoy me ha invadido una tristeza infinita. Ni siquiera el café con leche con la carita de payaso diseñada por el dueño del bar me levanta la moral.
Al poco de abandonar el bar, echo a llorar. Es un llanto silencioso y sin consuelo. Me pregunto que es lo que estoy buscando. Donde esta' el perdón que no he encontrado en todos estos años? De todo el mal que me han causado, porque sigo pensando que la única culpable soy yo? Y en parte lo soy. No supe ver que el amor, del que siempre voy hambrienta, en realidad no existía. O existió pero yo también hice mi parte para destrozarlo. Levante demasiado la voz, pidiendo a gritos y a insultos una ayuda que unos oídos sordos jamas me darían. Busque paz y calma, en un mar seco y lleno de rocas. Me lance de cabeza al fracaso, sin intentar evitarlo. Yo tampoco fui perfecta, quizás todo este dolor que nunca me abandona es porque el amor que tanto necesito, yo tampoco lo supe dar. Echo de menos a mi vida de entonces, a esos paisajes, a la familia que nunca fue mía, pero ya no a ti. Para ti tampoco hay perdón. Ni lo hay para los que solo se disfrazaron de amigos, dando el golpe de gracia a un alma que no conseguía que las heridas dejaran de sangrar. 
Un paso tras otro me pregunto si habrá un día en el que ya no salten las lagrimas al recordar. Incluso ahora que escribo se me cierra el aliento y se me hace un nudo en el estomago y no lo puedo evitar. Kilómetro tras kilómetro de lagrimas y sudor (literales), voy llegando a O Pedrouzo. No me siento con fuerza para nada y menos de compartir litera con unos chavales adolescentes y fiesteros. Me gasto 40 euros para una bonita habitación en una pensión. Sola con mis pensamientos y mi dolor que nunca calla, a intentar descansar porque al dia siguiente ya me espera Santiago.

"Las cosas que no pueden ser
Son todas las que he sido yo"








martedì 25 agosto 2015

Etapa 3 - De Palas de Rei a Ribadiso da Baixo

La tercera etapa es una etapa bastante desafortunada. En un primer momento pensé en parar en Melide, el pueblo tan famoso para el pulpo a la gallega. Me sobran días, ya que por culpa del esguince salí de Sarria en lugar de Ponferrada, y una idea seria partir la etapa convencional desde Palas de Rei a Arzua en dos.
Me levanto muy temprano y empiezo a andar, me siento bien y a las 10 de la mañana ya estoy practicamente en Melide. Al entrar en la provincia de A Coruña, me siento realmente contenta y satisfecha. Las conchas se vuelven amarillas y me siento genial.

Entrada a la Provincia de A Coruña
Decido parar en un bar para desayunar y como tengo mucha hambre decido pedir un bocadillo de tortilla de patatas. Primer error del día. La chica me trae un ladrillo de la peor tortilla de España. Compacta y freída en el aceite de un coche. En el estomago la mezcla se convierte en un bloque de hormigón, así que cuando al cabo de una hora llego al famoso templo del pulpo a la gallega, no tengo hambre ninguna.
Pulperia Ezequiel (Melide)
Como todos los peregrinos entran, yo no me voy a echar para atrás. El lugar esta lleno de gente que a las 11 de la mañana se sienta a comerse su ración de pulpo. El olor es nauseabundo y me paso un rato horroroso mientras comparto mi pulpo con unas madrileñas que había conocido la noche anterior en el hostal de Palas de Rei. En principio había decidido parar en Melide, pero al salir del restaurante y con el asco en el cuerpo por la mezcla de tortilla y pulpo (lo siento señor Ezequiel, pero he comido pulpos bastante mejores por ahí) decido ponerme en camino de vuelta. La idea es llegar al pueblo donde habían dicho que iban a parar los italianos, al menos tendré compañía. El problema es que todavía faltan casi 15 kms y la calor empieza a apretar.
Camino un tramo con las madrileñas que no se demuestran muy amigables que se diga, así que largos tramos me los paso sola. En una cuesta super calurosa, agradezco haberme traído el agua termal, que hasta el día anterior me había parecido otro inútil trasto y que me había negado a tirar porque lo había pagado caro (bendida mi tacañeria!). Me ayuda una japonesa a sacarla de mi mochila y le ofrezco a ella también, porque va mas tapada que un apicultor y con una mochila mas grande que ella. Este gesto tan tonto como compartir el agua termal es lo que hace bonito el Camino. Como hemos llegado yo y ella, desde mundos tan distintos, a cruzarnos en la cumbre de una cuesta infernal y a ayudarnos, sin saber nada la una de la otra, es lo que hace que esta experiencia sea mágica e inolvidable.
Cuando veo que faltan "solo" 40km me vuelvo a animar un poco. Una francesa me saca una foto. La cuenta atrás de los kilometros es lo que te mantiene entretenido y que te empuja a no abandonar, a pesar del cansancio y del dolor que, al pasar las horas, se apodera de todo tu cuerpo.

Como una campesina rusa


Después del puente medieval sobre el rio Iso, finalmente llego al albergue. El día es soleado y caluroso. Lavo mi ropa y disfruto de la tarde. Los italianos nunca llegaran, pero compañía no me falta. Se respira tanta paz y estoy tan orgullosa de mi, que ni siquiera las pulgas que me pican en los brazos me sacan la sonrisa.
En el puente de Ribadiso
 Una birra y a prepararse para el dia siguiente que Santiago esta' a la vuelta de la esquina.

La mejor compañera



mercoledì 19 agosto 2015

Etapa 2 - De Portomarin a Palas de Rei

Escribir después de tantos días sobre esta etapa se me hace complicado. Tiene que haber sido la etapa con menos encantos porque apenas me acuerdo de ella. Me acuerdo de largos tramos pegados a la carretera, que hay que cruzar y volver a cruzar en varios puntos. Palas de Rei tampoco tiene nada interesante para visitar, así que casi no hay fotos de ese día.
Portomarin en la primeras horas de la manyana  esta' envuelta en la niebla.

Cruzando el puente a la salida de Portomarin
Es muy pintoresco, pero enseguida las sensaciones buenas se esfuman. El problema mas grande es la mochila. Me pesa demasiado y no consigo acomodarla. Hay momentos en los que me saltan las lagrimas, pero en ningún momento pienso abandonar. Es como si una fuerza te empujara, hay que llegar a Palas de Rei como sea. Allí me espera el Albergue San Marcos (http://alberguesanmarcos.com/), que terminara' siendo el albergue mas nuevo y mas limpio de todo el camino.
Al llegar me vuelvo  a encontrar con los italianos que conocí' el día anterior, a los cuales se han sumado otras chicas italianas. Después de tanta soledad se agradece una cena en companya. Me entra nostalgia de mi tierra, de las cenas con los amigos, de tiempos lejanos, de amigos perdidos en la niebla de los sentimientos.

martedì 4 agosto 2015

Etapa 1 - De Sarria a Porto Marin

Estoy escribiendo este post muchos días después de haber terminado el Camino. Las razones por las cuales no continué con mis entradas diarias han sido varias, pero la más importante ha sido el cansancio. Había estado entrenando por las calles de Barcelona y había llegado a sumar 15kms, pero el Camino es otra cosa y cuando llegas al albergue apenas tienes ganas de ducharte.
Saliendo de Sarria a las 7 de la mañana me doy cuenta que esto no es un paseo urbano. Subidas y bajadas en el medio de la naturaleza. Las mañanas en Galicia son bastante frescas y el sol está escondido detrás de las nubes y la niebla y aprendes a agradecerlo porque cuando el sol se asoma, con el llega la calor y el paseo ya se hace menos placentero.
Durante la etapa me doy cuenta que hay una verdadera multitud caminando conmigo, gente de todas las nacionalidades y de cualquier edad. Hay quien camina solo como yo, quienes van en grupos numerosos, parejas, todo tipo de gente. Conozco unos italianos muy simpáticos y las horas pasan más rápido. Con ellos cruzo la marca de los 100km y me siento muy bien conmigo misma. Ya llevo 12 kms y siento que lo puedo lograr.




De todos modos es cuando me quedo sola, después de unas 3 horas, que empiezo a sufrir. La mochila me pesa muchísimo y no consigo acomodarla. El pie me duele y la calor se está haciendo insoportable. En Internet había leído que Portomarin queda al lado de un embalse y todo lo que quiero en ese momento es ver el agua, ver el pueblo, ver cualquier cosa que tenga el aspecto de un centro urbano. Quiero casas, quiero una cama. Nunca hubiera pensado que llegara a desear tanto una cosa tan simple como un colchón.
Finalmente, como un espejismo en el medio del desierto, aparece el pueblo y el famoso embalse. Mi felicidad es indescriptible.



Para entrar en Portomarin hay que cruzar el puente de la foto. A la entrada del pueblo hay una escalera y he maldecido cada escalón, sobre todo porque cuando llegas al pueblo, empieza la cacería al albergue. No había reservado nada y me empiezo a preocupar cuando los primeros tres albergues me dicen que están completos. Finalmente me indican uno que podría tener lugar y efectivamente la señora que lo lleva (Albergue Casa de Carmen, privado, €10, 32 camas, Tel 982 532 294) me dice que soy la primera en llegar. Que alegria mas grande! El lugar se ve limpio y tranquilo. Escojo una cama en la sombra y finalmente puedo descansar. 
Por la tarde me doy un paseo por el pueblo que es realmente muy bonito. Todo sabe a paz y a tranquilo y la ansiedad hoy se ha quedado en Sarria y espero que ahí se quede.  
Iglesia de Portomarin

Adentro de la iglesia de Portomarin