sabato 11 luglio 2015

Hacia Santiago - Día 1 - De Barcelona a Ponferrada

Salgo de Barcelona con una resaca importante. Es tiempo de despedidas, de cerrar etapas y brindar al comienzo de algo nuevo. 
Quizás brindamos demasiado, pero no tanto como para renunciar a este viaje que llevo años soñando y planificando. Otro motivo para no ir seria el esguince en el pie que me hice justo unos días antes, pero hay algo que me llama, que constituye para mi un reclamo irrenunciable. 
El tren de Barcelona a Ponferrada parece no llegar nunca, pasamos primero por Zaragoza y puedo observar las cigüeñas que se han adueñado de todas las cimeneas como elegantes guardianas de los tejados. 
Después Pamplona, los campos verdes, los molinos de viento. El tren sigue entre campos de girasoles y me siento agradecida de poder disfrutar de estos paisajes. El tramo entre Burgos y León es una infinita campiña de trigo amarillo. Finalmente llegamos a Ponferrada, rodeada de verdes colinas, pero a pesar del alta hora de la tarde, todavía hace mucho calor. Creo que, a pesar de no tener claro por donde voy a empezar el camino, lo importante es conseguir la credencial. Después de un poco de incertidumbre inicial (es la primera vez que voy de Dora la Exploradora), voy a buscar el Albergue del peregrino. Me dirijo hacia el Castillo de los Templarios y justo después veo una casita que resulta ser la Oficina del Peregrino. 



Adentro, sumergido en una multitud de folletos, con un ventilador que apenas remueve el aire caliente, está Roger empeñado en una conversación telefónica acerca de un problema con el ordenador. Roger como todos los hispano-hablantes piensa que vengo de Rusia o de Slovaquia  y se sorprende cuando saco mi Carta d'Identitá. Le pregunto si, estando como está mi pie, es aconsejable subir a O Cebreiro. Roger, que no para de hablar, me confirma que para dar un día más de descanso a mi píe, no es mala idea salir de Sarria, así que me prepara la credencial y me indica por donde pasa el Camino por si quiero hacer un trozito mientras me acerco a mi hotel. El hotel que he escogido no está en una posición muy conveniente para la estación de autobuses de donde tendré que salir, pero estaba barato y es muy nuevo y tranquilo. Ceno un bocata en el bar de enfrente y me voy a la cama porque todas estas novedades me han dejado agotada. 

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